No hay enfermera para Carlota
“Primero admiten a mi hija en el campamento y luego me entero de que no van a poder atenderla”.Así resume su problema Mari Carmen Solano, la madre de Carlota, una madrileña de 4 años que padece espina bífida y una discapacidad del 33%. Mari Carmen se refiere a los centros abiertos de inglés, unos cursos que el Ayuntamiento de Madrid organiza en 21 colegios de la capital durante Semana Santa. Carlota ha sido admitida, pero su madre no sabe si podrá llevarla porque no va a disponer de una enfermera que la atienda, algo que desconocía hasta hace unos días.
Fuentes municipales aseguran que hasta ahora no habían recibido quejas sobre la ausencia de enfermeras para atender a estos niños, y que por tanto no habían contemplado la posibilidad de incorporar una al servicio.Una de las principales secuelas de Carlota es que tiene incontinencia urinaria y fecal, y eso significa que hay que cambiarle los pañales cuando es preciso y que cada cuatro horas hay que introducirle una sonda en la vejiga para extraer la orina. El Ayuntamiento afirma que los monitores del campamento pueden hacerse cargo de lo primero, pero no del sondaje, ya que solo puede realizarlo un sanitario o alguien con conocimientos específicos. La solución que ofrece a los padres es que ellos acudan al colegio para llevarlo a cabo
.El programa, dirigido a niños de 3 a 12 años, dura cinco días y cuestan 47,50 euros. El Ayuntamiento ha recibido 1.413 solicitudes para 1.342 plazas en Infantil y Primaria, y se reservan dos plazas por programa y centro para menores con necesidades educativas especiales, que deben inscribirse en el CEIP Juan de la Cierva y el CEIP Escuelas Bosque, el mismo en el que Carlota cursa 1º de Educación Infantil y donde ha obtenido plaza.“El trato a los niños con discapacidades discriminatorio, el Ayuntamiento no debería ofertar un servicio que luego no puede cubrir”, denuncia Mari Carmen. En los requisitos que figuran en la web del consistorio se pide que los padres de estos alumnos aporten, “una vez realizado el pago”, un informe psicopedagógico detallando las necesidades del menor.
“No es de recibo que primero pagues y luego te pidan el informe”, lamenta esta madre.
A pesar de todo, ella lo presentó y su hija fue admitida. “Explicamos sus necesidades y la respuesta fue positiva”.Los padres de Carlota no dirige sus quejas a las Escuelas Bosque, que sí cuenta con enfermeras para atender a estos niños. En el caso de los campamentos de Semana Santa, el personal no es el mismo del centro educativo sino que el consistorio subcontrata a empresas de ocio que tienen su plantilla de monitores, mientras que el colegio solo aporta las instalaciones. Mari Carmen admite que dio por sentado que habría una enfermera. “Si no, ¿qué sentido tiene que los oferten para alumnos con discapacidad?”, se pregunta, pero insiste en que cuando realizó la solicitud no fue informada de ello. Fue la directora del centro de estudios de Carlota quien la advirtió de que otros años no había existido ningún servicio de atención sanitaria en los cursos. Ahora, todavía ignora qué hará para que su hija pueda ir al campamento como los demás niños.