miércoles, 17 de abril de 2013

NOTICIAS SOBRE EDUCACIÓN DIFERENCIAL


No hay enfermera para Carlota

“Primero admiten a mi hija en el campamento y luego me entero de que no van a poder atenderla”.



 Así resume su problema Mari Carmen Solano, la madre de Carlota, una madrileña de 4 años que padece espina bífida y una discapacidad del 33%. Mari Carmen se refiere a los centros abiertos de inglés, unos cursos que el Ayuntamiento de Madrid organiza en 21 colegios de la capital durante Semana Santa. Carlota ha sido admitida, pero su madre no sabe si podrá llevarla porque no va a disponer de una enfermera que la atienda, algo que desconocía hasta hace unos días.

Fuentes municipales aseguran que hasta ahora no habían recibido quejas sobre la ausencia de enfermeras para atender a estos niños, y que por tanto no habían contemplado la posibilidad de incorporar una al servicio.Una de las principales secuelas de Carlota es que tiene incontinencia urinaria y fecal, y eso significa que hay que cambiarle los pañales cuando es preciso y que cada cuatro horas hay que introducirle una sonda en la vejiga para extraer la orina. El Ayuntamiento afirma que los monitores del campamento pueden hacerse cargo de lo primero, pero no del sondaje, ya que solo puede realizarlo un sanitario o alguien con conocimientos específicos. La solución que ofrece a los padres es que ellos acudan al colegio para llevarlo a cabo

.El programa, dirigido a niños de 3 a 12 años, dura cinco días y cuestan 47,50 euros. El Ayuntamiento ha recibido 1.413 solicitudes para 1.342 plazas en Infantil y Primaria, y se reservan dos plazas por programa y centro para menores con necesidades educativas especiales, que deben inscribirse en el CEIP Juan de la Cierva y el CEIP Escuelas Bosque, el mismo en el que Carlota cursa 1º de Educación Infantil y donde ha obtenido plaza.“El trato a los niños con discapacidades discriminatorio, el Ayuntamiento no debería ofertar un servicio que luego no puede cubrir”, denuncia Mari Carmen. En los requisitos que figuran en la web del consistorio se pide que los padres de estos alumnos aporten, “una vez realizado el pago”, un informe psicopedagógico detallando las necesidades del menor.

 “No es de recibo que primero pagues y luego te pidan el informe”, lamenta esta madre.

 A pesar de todo, ella lo presentó y su hija fue admitida. “Explicamos sus necesidades y la respuesta fue positiva”.Los padres de Carlota no dirige sus quejas a las Escuelas Bosque, que sí cuenta con enfermeras para atender a estos niños. En el caso de los campamentos de Semana Santa, el personal no es el mismo del centro educativo sino que el consistorio subcontrata a empresas de ocio que tienen su plantilla de monitores, mientras que el colegio solo aporta las instalaciones. Mari Carmen admite que dio por sentado que habría una enfermera. “Si no, ¿qué sentido tiene que los oferten para alumnos con discapacidad?”, se pregunta, pero insiste en que cuando realizó la solicitud no fue informada de ello. Fue la directora del centro de estudios de Carlota quien la advirtió de que otros años no había existido ningún servicio de atención sanitaria en los cursos. Ahora, todavía ignora qué hará para que su hija pueda ir al campamento como los demás niños.

martes, 9 de abril de 2013

La educación especial o educación diferencial es aquella destinada a alumnos con necesidades educativas especiales debidas a superdotación intelectual o bien discapacidades psíquicas, físicas o sensoriales. La educación especial en sentido amplio comprende todas aquellas actuaciones encaminadas a compensar dichas necesidades, ya sea en centros ordinarios o específicos.
Aunque la atención educativa a personas con deficiencias sensoriales (generalmente auditivos y visuales) se viene prestando en España desde el siglo XVI, la adopción legal del término educación especial es reciente y ha venido a sustituir a otros aún vigentes en ciertos países de Hispanoamérica, como defectología, que tiene evidentes connotaciones negativas.
En los últimos años del siglo XX se ha propuesto en España y en otros países la sustitución del término educación especial por el denecesidades educativas especiales, siguiendo las recomendaciones del informe Warnock, publicado en 1978 y difundido a lo largo de la década siguiente. Esta nueva definición supone hacer énfasis en la concepción de la educación básica como un servicio que se presta a la ciudadanía para que alcance sus máximas potencialidades y por tanto en la obligación del sistema de proporcionar apoyos y medios técnicos y humanos para compensar los déficits del alumnado en el acceso a los aprendizajes básicos imprescindibles para afrontar la vida adulta.